lunes, 22 de junio de 2009

Los niños venden: resulta que son un personaje infaltable para la publicidad





Fotografía: Paulina Jarrín

Niño Toma Coca Cola



Los menores tienen derecho a buscar, recibir y utilizar la información adecuada a su desarrollo. María Fernanda Ron, psicóloga infantil, en artículo publicado por diario El Comercio afirma que "En la publicidad que rodea a los programas infantiles en los canales comerciales hay muchas imágenes que no son apropiadas para los niños” , y ella representa en este caso un conocimiento generalizado pero no solucionado hasta el momento, pues la publicidad no ha sido sometida a una clasificación que determine la que es apta para el horario infantil y la que no.


Este es un problema que se da con frecuencia en el Ecuador, pero que sucede con gran fuerza también en países del primer mundo como España donde TVE (Televisión Española) ya ha lanzado una propuesta para evitar los contenidos inadecuados en las franjas definidas como de protección de la infancia, además de la necesidad apremiante de exponer claramente cuando una escena no es apta para un infante.


Fotografía: Paulina Jarrín
¿Barbies o niñas?





Pero en nuestra sociedad la publicidad juega un papel muy importante, vende, pero no solo vende productos, sino estilos de vida, estereotipos muchas veces ideales y ajenos que causan más daño del cuantificable en la audiencia infantil, a simple vista podemos diferenciar dos. La primera que la publicidad en los horarios infantiles se centra mucho en la exaltación de productos comestibles muy altos en calorías y grasas, incitando su consumo y propendiendo al sobrepeso de los infantes, la segunda es que muestran a las niñas y niños figuras muy estilizadas, imposibles en la realidad, dando una imagen muy pobre a quienes salen de estos parámetros de belleza, en conjunto estos dos aspectos pueden llevar a desórdenes alimenticios muy graves como la bulimia o la anorexia, enfermedades psicológicas y también físicas que con mayor frecuencia cada vez se presenta principalmente en la mujeres y paulatinamente desde más jóvenes.

Así la publicidad, en su afán por vender, está pasando sobre las normas éticas y legales, resultando en un gran enemigo de la educación de los niños.
La mundialización de la televisión se da en los años 60´s a 70´s, junto con el enorme auge del mundo occidental. Actualmente la mayoría de la población del país tiene acceso a ver la televisión, lo que la constituye en parte fundamental de la formación y educación de la sociedad. Los canales de televisión local por su parte, no se han consolidado como los defensores de los derechos ni de las personas, se han afirmado como empresas que lejos de prestar un servicio a la comunidad se sirven de ella. Los canales locales han optado por hacer lo mínimo para mantenerse al aire provocando que su compromiso social se vea siempre supeditado a los intereses empresariales. No hacen pues suficiente al establecer una parrilla de programas infantiles si no se va a tomar en cuenta las características inapropiadas de ciertas escenas para los niños. Se toma entonces “el principio del mal menor, invocado con mucha frecuencia…”como manifestó José Angel Agejas en su libro “Ética: realización personal y desarrollo social”

Dejando de lado la publicidad y el interés empresarial se puede pensar realmente en la educación y desarrollo de los niños, por esto en los últimas meses se ha destacado la programación infantil presentada por el canal estatal Ecuador TV, el cual libre de publicidad presenta 2 horas en la mañana de y 2 y media horas en la tarde de programación especialmente diseñada para niños, pues no es el único parámetro el escoger dibujos animados, pues en muchas ocasiones tienen altos contenidos sexistas, de violencia, de dolor y de irrealidad.

Los niños en el país tienen impuesto el acceso a escenas aún inexplicables para su razonamiento y conocimiento, y que además no respetan su condición. Los canales de televisión y más específicamente los comunicadores estamos en el deber ético de proteger a las personas, y a los niños con mayor razón aún, pues se encuentran más vulnerables a la información que se les reparte.

La televisión resulta en uno de los principales enemigos del desarrollo adecuado de los niños y en sí de todo el público, ya que lejos de tener un compromiso real de servicio a la sociedad, la televisión se maneja como una gran empresa cuyo único afán es mantener las audiencias en orden, entretenidas y dándoles rentables ganancias.

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